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La exposición invita a los visitantes a sumergirse en reflexiones sobre la sociedad actual y el papel de la tecnología en el arte. Nelson y Katerin, dos asistentes, comparten su experiencia y destacan la importancia de este evento.

Reconectarse con la tecnología no es solo utilizar un dispositivo móvil u otro artefacto electrónico, sino sumergirse en la experiencia digital. Así lo vivieron aquellos que participaron en la exposición «Voltaje». No obstante, en Colombia, la palabra «exposición» suele evocar una galería de arte al estilo tradicional, estilo museo.

El propósito de «Voltaje» es precisamente romper con esa percepción convencional de los espacios dedicados al arte plástico. La idea inicial es convocar a artistas tanto nacionales como internacionales especializados en el arte que fusiona la ciencia y la tecnología. El objetivo es que los visitantes no sean simples espectadores, sino que se conviertan, en parte, integrantes de las obras expuestas, llevando consigo una experiencia digital memorable al regresar a sus hogares.

El año pasado, a finales de noviembre, se llevó a cabo la décima edición de este encuentro artístico en la ciudad de Bogotá. Nelson y Katerin compartieron su experiencia al asistir al evento.

 

Más allá del arte con tecnología

Del 23 al 26 de noviembre de 2023, la creatividad iluminó el salón de Bogotá. En el primer día, Nelson López, Administrador Público especializado en Proyectos de Desarrollo, asistió junto a Katerin Peña, también Administradora Pública y máster en Infancia y Cultura. Juntos, decidieron abordar la visita a «Voltaje» de una manera distinta.

La exposición se ubicaba en un edificio de 10 pisos, con la recomendación de iniciar el recorrido desde el primero hasta el último. Sin embargo, Nelson y Katerin optaron por invertir el orden, comenzando desde el último piso, lo que les proporcionó una experiencia diferente.

«Personalmente, ese tipo de espacios me inspiran y me incitan a explorar todo», comenta Nelson. Además, Katerin añade: «Todos, desde los niños hasta los adultos, podíamos interactuar con las obras. Esto hizo que la experiencia fuera verdaderamente memorable y es un claro ejemplo de cómo la tecnología puede integrarse al arte».

El año pasado, la exposición consistió en que los dos primeros pisos presentaban obras de artistas internacionales que combinaban la técnica tecnológica con la expresión artística metafórica, sumergiendo así a los visitantes en una experiencia digital más allá de la mera observación.

«En el primer piso había una exposición, no recuerdo el nombre del artista, pero me pareció fascinante. Era una representación del agua, caminabas a través del reflejo del agua, era una metáfora acerca del agua», explica Nelson.

No obstante, en esta exposición no solo participaron artistas internacionales, sino también artistas nacionales seleccionados a través de una convocatoria organizada por los anfitriones del evento. Los ganadores de esta convocatoria tuvieron la oportunidad de exhibir sus obras en alguno de los ocho pisos restantes del edificio.

Lo sorprendente fue que la mayoría de los artistas nacionales seleccionados eran jóvenes mayores de 18 años. Sus obras no solo fueron valoradas estéticamente, sino que también invitaron a reflexionar sobre la situación actual de la humanidad.

“Había dos chicos que proponían en un grabado lo que querían expresar sobre la ciudad de Bogotá. Como los árboles frutales, están siendo enrejados. Lo que transmitían era un mensaje de que la comida es privada, de que la comida no es para todos” expone Katerin.

 

Sumergirse en el arte

A medida que avanzaban en la exposición, tanto Katerin como Nelson reflexionaban sobre el potencial de la tecnología como medio de comunicación de metáforas y poesía, demostrando así que la creatividad no tiene límites cuando se trata de abordar problemáticas o involucrar a las personas en el arte.

Para concluir, ambos invitan a no perderse la edición de este año. «Vayan con mente abierta para escuchar las voces de todos estos colectivos y artistas jóvenes que tienen una visión crítica sobre cómo estamos experimentando el mundo de manera totalmente distinta», concluye Katerin. Por otro lado, Nelson agrega: «Si van, tómense su tiempo. A menudo vivimos apresurados. Ir a esta exposición es una oportunidad para estar presentes, para ‘cargarse’, para electrificarse. Encontrarán reflexiones que, seguramente, cambiarán su perspectiva de la vida cotidiana».

Esta es otra historia inspiradora que demuestra cómo la tecnología está al alcance de todos y es un recurso invaluable para crear momentos memorables, tal como lo vivieron Nelson y Katerin en esta ocasión. Una vez más, contribuimos a la reflexión y a la transformación social.

Una experiencia de Voltaje: Arte, Tecnología, Ciencia y Reflexión
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